No sé que tienen los amaneceres. Me angustian de una manera muy extraña.

Es como que al empezar a cantar los pájaros más madrugadores y a despuntar los primeros rayos del día se hiciese más real el final de la noche.

Noche que hacía un rato parecía inmensamente larga.

Realmente creo que es eso lo que me pasa, puede sonar absurdo pero hasta que no ves el amanecer no te das cuenta de lo corta que es la noche.

Hasta que no ves el amanecer no te das cuenta de lo corta que es la vida, y ser consciente de ello me angustia de una manera muy extraña.

Venga péinate mejor!

Pero te has echado colonia?

Así vas? Vístete bien por Dios!

Tía! Pero dónde vas con esas cejas?

Y no te pintas un poco?

Anda, ponte unos taconcitos!

Dios mio! Anda más natural!

Chicas, y así nos pasa, que luego estamos tan perdidas que no sabemos ni quién está debajo de tanto disfraz... Y si nos encontramos, nos torturamos.

Quizás debamos tomarnos el concepto natural un poco más enserio.

Life is confusing.

Just when we think all is over, it shows us a view like this.
And we don't know where we are.

A ver como te lo explico.





Sencillamente de vez en cuando me entran ganas, valor y esperanzas de conseguirlo esta vez.

Así pues lo cojo, le doy mil vueltas, lo miro de todas las formas posibles...

Le doy unas cuantas vueltas más.

Y lo revuelvo un poco más.

Finalmente, agotada, desilusionada y resignada abandono, dejandolo incluso peor de lo que estaba.



Bueno.



Pues básicamente eso es lo que hago con mi vida.

Nada más triste que ver toda la mierda de tu habitación al despertar.

Thanks.

Canciones a las que les debo una repentina oleada de alegría inexplicable.

... cual es el problema?

Quizás no es que esté hundida, sino que estuve demasiado en lo alto...

My life at the moment is a bit like my wardrobe. Organised chaos.

Domesticar?

-¿Qué significa "domesticar"?
-Es una cosa demasiado olvidada -dijo el zorro-. Significa "crear lazos".
- ¿Crear lazos?
-Sí -dijo el zorro-. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo...

[...]


Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se acercó la hora de la partida:
-¡Ah!... -dijo el zorro-. Voy a llorar.
-Tuya es la culpa -dijo el principito-. No deseaba hacerte mal, pero quisiste que te domesticara...
-Sí -dijo el zorro.
-¡Pero vas a llorar! -dijo el principito.
-Sí -dijo el zorro.
-Entonces, no ganas nada.
-Gano -dijo el zorro-, por el color del trigo.

[...]

Y volvió hacia el zorro:
-Adiós -dijo.
-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

Mientras evolucionamos juntos.

Los tratamos con condescendencia por su incompletud, por su trágico destino de haber tomado una forma tan por debajo de la nuestra y ahí hay un error, un gran error.
Porque el animal no debería ser juzgado por el hombre.

En un mundo más viejo y más completo que el nuestro, ellos se mueven acabados y completos, dotados con los sentidos que nosotros hemos perdido o jamás tuvimos, viviendo de voces que jamás escucharemos.

No son nuestros iguales.
No son inferiores.
Son otras naciones atrapadas con nosotros en la red de la vida y el tiempo.

Compañeros, prisioneros del esplendor y los tormentos de la Tierra.

Pero...

Ya... pero es que en ambos todo parece tan real… y además, si cuando estoy viviendo, no puedo recordar con claridad lo que he soñado, y cuando estoy soñando no puedo recordar con claridad lo que he vivido… ¿Cómo sé qué estoy haciendo ahora?